domingo, 19 de octubre de 2008

Piratas del asfalto si, falsificación marcaria no


Los diputados Zulema Beatriz Daher (FPV-Salta), presidenta de la Comisión de Transportes, y Miguel Iturrieta (FPV-Misiones), titular de la de Seguridad Interior presentaron un proyecto de ley que dispone cárcel "de uno a seis años para el que administrare, convirtiere, transfiriere, vendiere, gravare o interviniere de cualquier otro modo en la negociación de dinero u otra clase de bienes que, de acuerdo con las circunstancias, debía sospechar provenientes de un delito"; dichas penas se elevan "de cuatro a doce años de reclusión o prisión, cuando el autor hiciere de la conducta descripta en el párrafo que antecede una actividad habitual", y de "cinco a quince años, cuando el autor integrare una asociación o banda dedicada la realización habitual de hechos de esa misma naturaleza"...
Sostuvo Luis Morales, presidente de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac)al respecto, que "es necesario que la ley castigue a quienes participan de esta cadena delictiva escudándose en que compran mercancías de buena fe, cuando saben perfectamente que son cargamentos sin documentación y de procedencia más que dudosa".
Es curioso, pero con la falsificación marcaria sucede algo parecido a lo que destaca Morales. Quienes se dedican a la comercialización de productos falsificados forman parte de verdaderas organizaciones criminales que no reparan en violar el derecho de propiedad de los propietarios de las marcas ni en poner en riesgo la vida de los compradores de buena fe. En muchísimas ferias se venden productos falsos y se adquieren productos espúreos, escudándose en que se los comercializa de buena fe pese a que no tienen ninguna documentación respaldatoria.
Con los medicamentos ocurre algo similar; ya es público y manifiesto la falsificación que sufren. Sin embargo, no se avanza en una ley que castigue un delito tan aberrante como este. Para peor, se los comercializa en cualquier lado; en esas mismas ferias que venden productos falsos, en farmacias, kioscos, internet, etc.
Pero nadie impulsa un proyecto de ley que se ocupe de este flagelo. Piratas del asfalto si, falsificación marcaria no. Una verdadera lástima; y no porque se ocupen de los piratas del asafalto, que merecen ser sancionados con mayor severidad, sino por la falta de atención que sigue experimentando el fraude marcario.

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